miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL ESPEJO PROPIO

El ser humano siempre ha necesitado esta superficie para mirarse y cuando lo hace, siempre es para componer un poco su imagen física. Siempre para mejorar.
No hay un solo día que transcurra sin que nos miremos al espejo, ya sea en la superficie azogada o en la superficie que la vida nos brinda a través de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. 
Entonces nos encontramos ante dos situaciones: una que parte de nosotros a los demás y la imagen que recibimos de los demás. Y no nos detengamos a quedarnos ante esta reflexión. Profundicemos un poco más.
Si el espejo es digno de imitación, y el teatro es el espejo de las costumbres, volvámonos actores representando ante nosotros y los demás, nuestra vida de una forma sencilla, aceptemos las experiencias de vida y aprendamos de los demás, las experiencias ajenas son los espejos que tenemos para aprender de ellas. Confiemos y no olvidemos esto jamás.

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